Un investigador es quien lleva adelante un proyecto investigativo
buscando siempre la orientación hacia el esclarecimiento de un objetivo. Se
basan en dos tipos de investigación: La primera es la investigación científica,
aquella que tiene como pilar fundamental las ciencias naturales y tecnológicas.
La segunda, orientada a las ciencias humanísticas, se le conoce como
investigación social.
Día a día, cada persona debe fortalecer su “Espíritu
Investigador”, es decir, nadie nace aprendido ni mucho menos diciéndolo de
forma coloquial “se las sabe todas”. Esto se logra extendiendo su campo de
investigación a diversas áreas. El investigador no puede caer en el error de
aparentar más de lo que conoce, esto alimentara su “Ego” de manera negativa.
Un buen investigador siempre indagara la forma de romper nuevos
paradigmas, así superara la “Ceguera
Paradigmática” descubriendo
nuevos escenarios a su alrededor sin centrarse en uno solo. A través de ello,
deja a un lado la “Noosfera” o lo conocido, para crear nuevas
estructuras de conocimiento basándose en la búsqueda de hallazgos.
Para realizar una buena investigación, se debe cumplir con un
principio como lo es la “Alteridad”, la
cual en pocas palabras es el
principio filosófico de "alternar" o cambiar la propia perspectiva
por la del "otro", considerando y teniendo en cuenta el punto de
vista.
Una limitante para los nuevos investigadores es la aplicación del “Imprinting” o imposición de paradigmas.
Existen familias que imponen el desenvolvimiento de sus descendientes, creando
una restricción entre el querer ser y el estar. Cada persona es libre de
decidir el camino a tomar y el tipo de investigador que desea ser.
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